REFLEXIONES SOBRE LA RESPONSABILIDAD SOCIAL Y LA PRAXIS DEL MASÓN
Esp. Víctor Hugo Tineo Verutti
El abordaje de esta temática existencial indubitablemente nos adentra en el insondable campo de la Ética y la Moral, dentro del ámbito filosófico. Entonces, resultaría conveniente delimitar el objeto de estudio, precisando conceptualmente su alcance.
Partiendo de lo anterior, por Responsabilidad Social se puede entender, según la definición la Organización de Naciones Unidas (ONU), “la conciencia sobre el impacto que nuestras decisiones tendrán en la sociedad en el futuro”. Asimismo, desde la visión organizacional, este concepto abarca el compromiso, la obligación y el deber que poseen las personas naturales o jurídicas de contribuir de manera voluntaria para lograr una sociedad más justa y equitativa, en armonía con el ambiente.
Vista de esta manera, la responsabilidad social nace en la conciencia ética de los seres humanos, ya sea individual o colectivamente, bajo cualquier forma jurídica, orientando sus decisiones y acciones al logro de sus objetivos, pero teniendo como sendero inquebrantable, el bienestar de la sociedad.
Desde esta perspectiva existencial, resulta evidente que la responsabilidad social está impregnada de valores y principios, cobrando mayor vigencia en el transcurso del siglo XX, a pesar de las aberraciones del poder económico y político, que en innumerables ocasiones, ponen en riesgo a la humanidad, vulnerando los más básicos derechos fundamentales, inclusive, su propia existencia. (Guerras mundiales, bloqueos, conflictos periféricos, terrorismo, etc.)
En consecuencia, y a pesar que la responsabilidad social es un concepto normativo, en países como el nuestro, la República Bolivariana de Venezuela, en el ejercicio de una ética social humanista y revolucionaria, se está blindando su sistema jurídico para proteger y procurar la mayor suma de bienestar y felicidad del pueblo. De hecho, apenas se apertura para su lectura la Constitución de 1999, encontramos en sus artículos 2 y 3, los principios fundamentales que debe observar el Estado en procura de asegurar el bienestar de la nación. Esta inaplazable y sistemática aspiración se busca a través del respeto a los Derechos Humanos (Título III), con una sana determinación de la Función Pública (Título IV) y consolidado por medio del régimen socioeconómico y la función del Estado en la economía (Título VI).
A todas luces, la responsabilidad social debe ser un elemento existencial innato en toda persona que sea respetuosa de la vida y que busque la armonía con el medio ambiente y la sincronía con el universo, pues el ser humano es 100% naturaleza. O sea, es la responsabilidad que tiene cada persona en su praxis diaria, tanto personal como profesional, frente a la sociedad que lo circunda en lo mediato e inmediato. Esta concepción va más allá de profesiones, ámbitos de acción (público-privado), grados académicos, sexo, ocupaciones o inclinaciones religiosas.
En yuxtaposición y en relación transversal sistémica, se presenta el rol del Masón. En efecto, el quehacer de la Masonería está basado en sus principios fundamentales como son la libertad, la igualdad y la fraternidad, y acompañados de los valores como la justicia social, el respeto irrestricto de los derechos humanos y sociales, de la mujer, la tolerancia, la diversidad, el respeto de los pueblos, el medio ambiente, el laicismo, la participación y la democracia.
Es pues, responsabilidad del masón virtuoso, practicar su capacidad inquebrantable de realizar el bien en su más amplio sentido y el cumplimiento de sus deberes para con la familia y la sociedad, sin ningún tipo de mezquindad ni discriminación, en procura de un orden más humanista, justo y equitativo, desarrollando su calidad moral como ser pensante y transformador, en consonancia con su bagaje educativo. Es su responsabilidad ineludible como Mazón frente a la colectividad, pues su inobservancia contradice su razón de pertenecer a la masonería, la cual se erige en defensora del progreso de la humanidad, estableciendo lazos indisolubles de fraternidad entre las personas.
Por lo tanto, la responsabilidad social del Mazón podría considerarse sistémicamente como una cualidad y un valor insondable del Mazón, quien debe ser capaz de auto-comprometerse y actuar de forma correcta de acuerdo a los principios y valores que rigen la masonería, dando ejemplo resplandeciente de su accionar ético, intelectual y espiritual frente a la sociedad en su conjunto, mediante la creación de respuestas cónsonas, constructivas y retro-alimentadoras de la realidad circundante, para propender a un mundo de justicia e igualdad de los derechos fundamentales que garanticen la mayor suma de felicidad.
En resumen, el Mazón puede lograr profundizar su evolución personal con el ejercicio de la Responsabilidad Social, como parte inherente a su misma existencia, lo cual permitirá afinar su empatía comunitaria para lograr motorizar la sinergia social necesaria orientada al bienestar social, pues no se trata de una dádiva, sino de la propia existencia de la sociedad, dentro del orden natural y universal.
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