domingo, 19 de mayo de 2013


LA VEJEZ Y SUS INFLUENCIAS EN EL ENTORNO
¡Qué podemos hacer?
By Prof. Víctor Hugo Tineo Verutti 

     Mucho se ha escrito y dicho sobre el envejecimiento del ser humano. Unos se preocupan por los aspectos físicos del cómo lucir mejor; otros  buscan aminorar sus repercusiones sobre el funcionamiento de los diferentes sistemas internos; otros lo aceptan con resignación y hacen poco o nada; otros se preocupan por tener un soporte económico para enfrentar los gastos crecientes; pero pocos se preocupan por recibir la asesoría necesaria para insertar este hecho socio-biológico en el quehacer familiar y social del día a día.

    En efecto, el adulto mayor comienza a perder habilidades, destrezas, cogniciones y se va apagando poco a poco y este proceso puede llevar días, meses o años. Entretanto, los familiares, las amistades, los prestadores de servicios, la sociedad y el Estado no saben a ciencia cierta  cómo lidiar con estas personas, quienes conforman un universo vulnerable.

     En muchos países se hace muy poco por mejorar la calidad de vida del adulto mayor y mucho menos por implicar a su familia y otros sectores con este proceso socio-biológico multidimensional. Es inusual escuchar sobre algún congreso, charla, taller, disertación  sobre este tema, sobre todo en materia de concienciar a las personas en el trato especial hacia los adultos mayores. En el caso concreto de Venezuela, en los últimos 10 años se ha avanzado mucho en materia legal, pero el recurso humano del Estado al servicio de la sociedad aún no tiene la formación adecuada para atender a los ancianos de la manera más idónea y humanizada. Falta mucho camino por recorrer en esta materia.

      En este orden de ideas, el asunto no es un simple envejecimiento de una persona, sino que este proceso lleva implícito de manera directa e indirecta a muchos sectores, como por ejemplo: salud, transporte, educación, seguridad, bancario y mucho más. Dicho en otras palabras, el adulto mayor prosigue intentando hacer su vida cotidiana pero se enfrenta a personas que no entienden cómo tratarlos adecuadamente y, en muchos casos se burlan, se aprovechan o los desestiman. Aunado a ello, la infraestructura urbana no está adecuada a sus necesidades y son violentados día a día por estas personas carente de humanismo cívico.

      Esa clase de personas, que -lamentablemente- son millones, seguramente creen  que nunca llegaran a viejos y necesitarán personas a su alrededor que los apoye hasta el final de sus días. Gracias a Dios que todavía existimos  personas que nos preocupamos por  dar una alerta desde nuestras posibilidades.

      Resumiendo el planteamiento, se trata de diseñar políticas públicas que incluyan a la formación para atender a los adultos mayores en materia de trato, facilidades, preferencias, prioridad, respeto, celeridad de respuesta a sus necesidades, entre otras. Es más, en las asignaturas de la educación primaria o secundaria debería ya hablarse del tema, como parte de la formación ciudadana e integral del ser humano. Igualmente debería incluirse en la formación de la Misión Jóvenes del Barrio, Movimiento por la Vida y la Paz, Misión Amor mayor, Barrio Adentro, entre otras.

      Las instituciones del Estado deben adelantar campañas sistemáticas de información y formación hacia la colectividad en general. En los centros hospitalarios, en las clínicas u otras instancias de atención en materia de salud debe haber personal idóneo para atender a este sector de la población; aparejado de la información que le puede suministrar a sus familiares y allegados sobre esta materia. Asimismo, el sector bancario requiere de una sobre dosis de formación  en materia de atención al adulto mayor; al igual que el personal que labora en la prestación de los servicios básicos-agua, electricidad, teléfono-.

      No es una situación fácil de atender, pero no es imposible. Todos podemos cumplir nuestro rol en este proceso multidireccional, desde ayudar a cruzar una calle a un anciano hasta orientarlo sobre cómo retornar a su hogar, luego de extraviarse por una laguna mental. Pero el Estado es quien debe liderar el esfuerzo. Como señalé ut supra, para acometer esta tarea ya existen diversas plataformas adyacentes y concomitantes.

      Debemos recordar que todos tenemos personas de avanzada edad en la familia, quienes se sienten impotentes ante su proceso de envejecimiento y, mucho más, cuando nadie los comprende, pues en muchos casos les estorban.

     Este planteamiento sólo es un esbozo del tema. Seguramente con estas líneas más de un lector  ya está pensando cómo se ha visto afectada su familia. Y esa es la idea. No olvidarnos de darle la mano al prójimo como  señala la palabra de Dios.

 

 

 

 

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