LA VEJEZ Y SUS INFLUENCIAS EN EL
ENTORNO
¡Qué podemos hacer?
By Prof.
Víctor Hugo Tineo Verutti
Mucho se ha escrito y
dicho sobre el envejecimiento del ser humano. Unos se preocupan por los
aspectos físicos del cómo lucir mejor; otros
buscan aminorar sus repercusiones sobre el funcionamiento de los
diferentes sistemas internos; otros lo aceptan con resignación y hacen poco o
nada; otros se preocupan por tener un soporte económico para enfrentar los
gastos crecientes; pero pocos se preocupan por recibir la asesoría necesaria
para insertar este hecho socio-biológico en el quehacer familiar y social del día a
día.
En efecto, el adulto
mayor comienza a perder habilidades, destrezas, cogniciones y se va apagando
poco a poco y este proceso puede llevar días, meses o años. Entretanto, los
familiares, las amistades, los prestadores de servicios, la sociedad y el
Estado no saben a ciencia cierta cómo
lidiar con estas personas, quienes conforman un universo vulnerable.
En muchos países se
hace muy poco por mejorar la calidad de vida del adulto mayor y mucho menos por
implicar a su familia y otros sectores con este proceso socio-biológico
multidimensional. Es inusual escuchar sobre algún congreso, charla, taller,
disertación sobre este tema, sobre todo
en materia de concienciar a las personas en el trato especial hacia los adultos
mayores. En el caso concreto de Venezuela, en los últimos 10 años se ha
avanzado mucho en materia legal, pero el recurso humano del Estado al servicio
de la sociedad aún no tiene la formación adecuada para atender a los ancianos de la
manera más idónea y humanizada. Falta mucho camino por recorrer en esta materia.
En este orden de
ideas, el asunto no es un simple envejecimiento de una persona, sino que este
proceso lleva implícito de manera directa e indirecta a muchos sectores, como por
ejemplo: salud, transporte, educación, seguridad, bancario y mucho más. Dicho
en otras palabras, el adulto mayor prosigue intentando hacer su vida cotidiana
pero se enfrenta a personas que no entienden cómo tratarlos adecuadamente y, en
muchos casos se burlan, se aprovechan o los desestiman. Aunado a ello, la
infraestructura urbana no está adecuada a sus necesidades y son violentados día
a día por estas personas carente de humanismo cívico.
Esa clase de personas,
que -lamentablemente- son millones, seguramente creen que
nunca llegaran a viejos y necesitarán personas a su alrededor que los apoye
hasta el final de sus días. Gracias a Dios que todavía existimos personas que nos preocupamos por dar una alerta desde nuestras posibilidades.
Resumiendo el
planteamiento, se trata de diseñar políticas públicas que incluyan a la
formación para atender a los adultos mayores en materia de trato, facilidades,
preferencias, prioridad, respeto, celeridad de respuesta a sus necesidades,
entre otras. Es más, en las asignaturas de la educación primaria o secundaria
debería ya hablarse del tema, como parte de la formación ciudadana e integral
del ser humano. Igualmente debería incluirse en la formación de la Misión Jóvenes del Barrio, Movimiento por la Vida y la Paz, Misión Amor mayor, Barrio Adentro, entre otras.
Las instituciones del
Estado deben adelantar campañas sistemáticas de información y formación hacia
la colectividad en general. En los centros hospitalarios, en las clínicas u otras
instancias de atención en materia de salud debe haber personal idóneo para
atender a este sector de la población; aparejado de la información que le puede
suministrar a sus familiares y allegados sobre esta materia. Asimismo, el
sector bancario requiere de una sobre dosis de formación en materia de atención al adulto mayor; al
igual que el personal que labora en la prestación de los servicios básicos-agua, electricidad, teléfono-.
No es una situación
fácil de atender, pero no es imposible. Todos podemos cumplir nuestro rol en
este proceso multidireccional, desde ayudar a cruzar una calle a un anciano
hasta orientarlo sobre cómo retornar a su hogar, luego de extraviarse por una
laguna mental. Pero el Estado es quien debe liderar el esfuerzo. Como señalé ut supra, para acometer esta tarea ya existen diversas plataformas adyacentes y concomitantes.
Debemos recordar que
todos tenemos personas de avanzada edad en la familia, quienes se sienten
impotentes ante su proceso de envejecimiento y, mucho más, cuando nadie los
comprende, pues en muchos casos les estorban.
Este planteamiento
sólo es un esbozo del tema. Seguramente con estas líneas más de un lector ya está pensando cómo se ha visto afectada su
familia. Y esa es la idea. No olvidarnos de darle la mano al prójimo como señala la palabra de Dios.
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