martes, 9 de marzo de 2021

LA INTELIGENCIA Y LA SABIDURÍA. Visión Gerencial.

 LA INTELIGENCIA Y LA SABIDURÍA 


La Inteligencia es comparada en la Biblia con la Plata y la Sabiduría con el Oro. 


Desde este paradigma la Inteligencia se traduce en Eficiencia. Mientras que la Sabiduría en Eficacia


La interrelación bidireccional de ambas, conlleva a la Efectividad. 


En este orden de ideas, la Inteligencia se cimienta en la Fe  y la Sabiduría en la Esperanza


Una persona puede ser Inteligente, pero no necesariamente sabía. 


domingo, 7 de marzo de 2021

LA FE Y LA ESPERANZA. Un Enfoque Sistémico.

             LA FE Y LA ESPERANZA 

Un Enfoque Sistémico 

Por Esp. Víctor Hugo Tineo Verutti


La Fe es como la energía que mueve a las personas para desenvolverse en el mundo circundante dentro de parámetros éticos en una ecuación de respeto y equilibrio mutuo de las partes que integran el todo. 


La Esperanza es el sendero para llegar hasta el  escenario futuro con la bendición de Dios, gracias a la energía emanada de nuestra Fe. 


Esta relación biunivoca tiene su fuente originaria intrínseca en DIOS, de quien depende el equilibrio del sistema, pues Él determina el tiempo y el espacio.

viernes, 5 de marzo de 2021

LOS VALORES SOCIALES. Más que un Cliché

              LOS VALORES SOCIALES

Más que un Cliché 

Por Esp. Víctor Hugo Tineo Verutti


1-  Los valores son el eje fundamental sobre los cuales se desarrollan y cimientan las sociedades, determinando la conducta de cada persona en su interacción con el entorno.

Por lo tanto, el cómo reaccionamos ante las variables circundantes nos autodefinen con nuestros semejantes. 


2- En consecuencia, cuando una persona roba, estafa, miente, destruye, ejerce violencia familiar, se prostituye, asesina, entre muchas otras conductas inadecuadas, simplemente está poniendo en práctica lo  aprendido y  vivido. 


3- Esta afirmación nos debe llevar inexorablemente en todo momento a actuar con nuestros semejantes con Fe y Esperanza para procurar una sociedad más moral, armónica, justa, constructiva y humanista. 


miércoles, 3 de marzo de 2021

EL EMPOWERMENT Y LA ANARQUÍA DEL PODER

 EL EMPOWERMENT Y LA ANARQUÍA DEL PODER 

Por Esp. Víctor Hugo Tineo Verutti


1- El llamado empoderamiento de las personas debe contar con la asesoría necesaria para encauzarlo hacia el crecimiento humano  en su trilogía dimensional (bio-sico-social) 


2- Adicionalmente, es necesario insertar dicho empowerment en el contexto ecológico, donde la persona interactúa sistemáticamente con la naturaleza  en una relación abierta y complementaria de equilibrio. 


3- Sin embargo, la utilización del empoderamiento como herramienta gerencial para alcanzar objetivos coyunturales sin tomar en cuenta las consideraciones ut supra mencionadas, llevaría inexorablemente a la anarquía del poder en sí mismo. Vale decir, se crea un monstruo incontenible de mil cabezas y millones de tentáculos. 



miércoles, 2 de diciembre de 2020

EL SECTOR AGRÍCOLA EN EL MARCO CONSTITUCIONAL Y EL III PLAN SOCIALISTA DE DESARROLLO ECONÓMICO Y SOCIAL


EL  SECTOR AGRÍCOLA  VENEZOLANO EN EL MARCO  CONSTITUCIONAL Y EL III PLAN SOCIALISTA DE DESARROLLO ECONÓMICO Y SOCIAL

Esp. Víctor Hugo Tineo Verutti

La Constitución de nuestro país consagra  la gestión del desarrollo agrícola por los actores productivos públicos y privados. En tal sentido, en el Título I que comprende los Principios fundamentales del referido texto, precisa en su artículo 3,  los fines esenciales del Estado, donde contempla  la promoción de la prosperidad y el bienestar del pueblo.

De este principio subyace, a todas luces,  la idea de generar las condiciones para garantizar los derechos fundamentales del pueblo, entre los que se incluye la salud, la educación y la seguridad alimentaria, a través de los recursos  naturales del territorio nacional.

En este orden de ideas concatenadas, en el Título IV del Poder Público, en su artículo 156 referente a las competencias del Poder Público Nacional señala, entre otras, las políticas de seguridad alimentaria. Así, este planteamiento plasmado en el numeral 23,  lleva implícito la utilización de los recursos agropecuarios  del país.

Igualmente, en los numerales 25 y 32 del prenombrado artículo sobre las competencias del Poder Público, contempla el diseño de políticas nacionales para la producción agrícola y la legislación en esta materia.

De lo anterior se infiere, a modo de sumario preliminar, que para brindar constitucionalmente bienestar al pueblo se requiere  consolidar la seguridad alimentaria, como elemento estratégico de la soberanía e independencia. Para lograrlo el Poder Público Nacional fomenta las condiciones mediante políticas y la legislación respectiva.

Aunado a lo anterior, en el Título VI referido al Sistema Socio Económico del Estado,   en su artículo 299, señala  su deber  de asegurar el desarrollo humano integral, a través de los actores públicos y privados para promover el desarrollo económico del país y fortalecer la soberanía económica.

Al respecto, precisa en el artículo 305, que el Estado promoverá la agricultura sustentable como base estratégica del desarrollo rural, a fin de garantizar la seguridad alimentaria de la población, privilegiando y desarrollando la producción agropecuaria nacional, como parte del desarrollo económico y social de la nación.

Asimismo, el artículo 306  establece el deber del Estado de  promover la actividad agrícola y el uso óptimo de la tierra mediante la dotación de obras públicas, asistencia técnica, créditos, entre otros.

Todo lo anteriormente expuesto, deja claro la participación directa del  Estado en materia agrícola, abarcando desde su posicionamiento como factor estratégico de la soberanía alimentaria, dentro del concepto de la soberanía e independencia nacional, pasando por su deber de generar políticas y legislación en la materia, y garantizando el apoyo a este sector, pues resulta fundamental para el desarrollo económico y social del país.  

Ahora bien, el Estado como gerente se orienta por un instrumento de planificación general denominado  “III Plan Socialista de Desarrollo Económico y Social”,  aprobado en abril del pasado año, y comprende el periodo  2019-2025. En dicho plan se establecen los 5 Objetivos Históricos con sus respectivos objetivos específicos para cada área, donde  se incluye el sector agrícola.

Está concebido como instrumento de lucha para la liberación del pueblo y consagrar nuestra soberanía e independencia. Comprende un primer momento histórico denominado Agenda Concreta de Acción del Plan de la Patria 2025.

Este Plan tiene  32 Objetivos Nacionales; 173 Objetivos Estratégicos;  731 Objetivos Generales. De la misma forma, también surgió la necesidad imperiosa por parte del Gobierno Nacional de direccionar los planes sectoriales y espaciales, e incrementar el nivel de detalle para la eficiencia en el trabajo y direccionamiento de la acción revolucionaria. En este sentido, se desarrollaron los objetivos específicos para cada caso, generándose un total de 1.859 Objetivos Específicos para cristalizar tales aspiraciones.

El Plan se enmarca en  5 dimensiones, una de las cuales es la Dimensión de la Democracia Económica, que incluye  11 frentes de batalla, uno de los cuales corresponde a los Motores de la Agenda, donde se ubica la actividad agrícola.

El objetivo que encierra a la soberanía alimentaria, y por ende, el sector de producción agrícola reza especificamente:

“Objetivo Histórico No. 1: Defender, expandir y consolidar el bien más preciado que hemos reconquistado después de 200 años: la independencia nacional”.

Este objetivo se desglosa en los Objetivos Nacionales, entre los cuales está el referido a la alimentación del pueblo y que se vincula con el sector agrícola; a saber:

“1.4. Lograr la soberanía alimentaria para garantizar el sagrado derecho a la alimentación de nuestro pueblo”.

Este objetivo se desarrolla a través de:

“1.4.2. Acelerar la democratización del acceso de los campesinos y campesinas, productores y productoras, y de las distintas formas colectivas y empresas socialistas a los recursos necesarios para la producción (tierra, agua, riego, semillas, capital), que impulse el uso racional y sostenible de los mismos”.

En otro de los Objetivos Históricos también se contempla la actividad productiva del país:

“Objetivo Histórico II. Continuar construyendo el Socialismo Bolivariano del Siglo XXI, en Venezuela, como alternativa al sistema destructivo y salvaje del capitalismo y con ello asegurar la mayor suma de felicidad posible, la mayor suma de seguridad social y la mayor suma de estabilidad política para nuestro pueblo.

    Para materializar todo lo anterior el Gobierno pone en marcha  la llamada Agenda Económica Bolivariana, la cual es un mecanismo que promueve la construcción de un nuevo esquema económico que rompa con el rentismo petrolero, donde participan empresas socialistas y el sector privado del país con el fin de construir una nueva economía que logre atender las necesidades reales del pueblo venezolano.

          Esta Agenda comprende 15 Motores Productivos, ejes fundamentales del Plan de Recuperación, Crecimiento y Prosperidad Económica que lleva adelante el Gobierno Nacional, entre ellos:

  1. Motor Agroalimentario: Ministerio del Poder Popular para Agricultura y Tierras.

Todo  el andamiaje legal señalado busca blindar la actividad agrícola del país desde una perspectiva integral  que coadyuve en la defensa de la independencia nacional y asegure al pueblo los recursos alimentarios provenientes de este estratégico sector productivo, a través de la participación de los actores públicos y privados.

 

viernes, 4 de septiembre de 2020

REFLEXIONES SOBRE LA RESPONSABILIDAD SOCIAL Y LA PRAXIS DEL MASÓN

 

REFLEXIONES SOBRE LA RESPONSABILIDAD SOCIAL Y LA PRAXIS  DEL MASÓN

Esp. Víctor Hugo Tineo Verutti

 El abordaje de esta temática existencial indubitablemente nos adentra en el insondable campo de la Ética y la Moral, dentro del ámbito  filosófico.  Entonces,  resultaría conveniente delimitar  el objeto de estudio, precisando conceptualmente su alcance.

Partiendo de lo anterior,  por Responsabilidad Social se puede entender, según la definición la  Organización de Naciones Unidas (ONU), “la conciencia sobre el impacto que nuestras decisiones tendrán en la sociedad en el futuro”.  Asimismo,  desde la visión organizacional, este concepto abarca el compromiso, la obligación y el deber que poseen las personas naturales o jurídicas de contribuir de manera voluntaria para lograr una sociedad más justa y equitativa, en armonía con el ambiente.

Vista  de esta manera, la responsabilidad social  nace en la conciencia ética de los seres humanos, ya sea individual o colectivamente, bajo cualquier forma jurídica, orientando sus decisiones y acciones al logro de sus objetivos, pero teniendo como sendero  inquebrantable, el bienestar de la sociedad.

Desde esta perspectiva existencial,  resulta evidente que la responsabilidad social está impregnada de valores y principios, cobrando mayor vigencia en el transcurso del siglo XX, a pesar de las aberraciones  del poder económico y político, que en innumerables ocasiones, ponen en riesgo a la humanidad, vulnerando los más básicos derechos fundamentales, inclusive, su propia existencia. (Guerras mundiales, bloqueos, conflictos periféricos, terrorismo, etc.)

En consecuencia,  y a pesar que la responsabilidad social es un concepto normativo, en países como el nuestro, la República Bolivariana de Venezuela, en el ejercicio de una ética social humanista y revolucionaria, se está blindando su sistema jurídico para proteger y procurar la mayor suma de bienestar y  felicidad del pueblo. De hecho, apenas se apertura para su lectura  la Constitución de 1999, encontramos en sus artículos 2 y 3, los principios fundamentales que debe observar el Estado en procura de asegurar el bienestar de la nación. Esta inaplazable y sistemática aspiración se busca  a través del respeto a los Derechos Humanos (Título III), con una sana determinación de la Función Pública (Título IV)  y consolidado por medio del régimen socioeconómico y la función del Estado en la economía (Título VI).                                                                                        

 A todas luces, la responsabilidad social debe ser un elemento existencial  innato en  toda persona que sea respetuosa de la vida  y que busque la armonía con el medio ambiente y la sincronía con el universo, pues el ser humano es 100% naturaleza.  O sea, es  la responsabilidad que tiene cada persona en su praxis diaria,  tanto personal como profesional,  frente a la sociedad que lo circunda en lo mediato e inmediato. Esta concepción va más allá de profesiones, ámbitos de acción (público-privado), grados académicos, sexo, ocupaciones o inclinaciones religiosas.

En yuxtaposición y en relación transversal sistémica,  se presenta  el rol del Masón.  En efecto, el quehacer de la Masonería está  basado en sus principios fundamentales como son la libertad, la igualdad y la fraternidad, y acompañados de los valores como la justicia social, el respeto irrestricto de los derechos humanos y sociales, de la mujer, la tolerancia, la diversidad, el respeto de los pueblos, el medio ambiente, el laicismo, la participación y la democracia.

Es pues, responsabilidad del masón virtuoso, practicar su capacidad inquebrantable de realizar el bien en su más amplio sentido y el cumplimiento de sus deberes para con la familia y la sociedad, sin ningún tipo de mezquindad ni discriminación, en procura de un orden más humanista,  justo y equitativo, desarrollando su calidad moral  como ser pensante y transformador, en consonancia con su bagaje educativo. Es su responsabilidad ineludible  como Mazón frente a la colectividad, pues su inobservancia contradice su razón de pertenecer a la masonería, la cual se erige en defensora del progreso de la humanidad, estableciendo lazos indisolubles de fraternidad entre las personas.

Por lo tanto, la responsabilidad social del Mazón podría considerarse sistémicamente como una cualidad y un valor insondable del Mazón, quien debe ser  capaz de auto-comprometerse y actuar de forma correcta de acuerdo a los principios y valores que rigen la masonería, dando ejemplo resplandeciente de  su accionar ético, intelectual y espiritual  frente a la sociedad en su conjunto, mediante  la creación de respuestas cónsonas, constructivas y retro-alimentadoras de la realidad circundante, para propender a un mundo de justicia e igualdad de los derechos fundamentales que  garanticen  la mayor suma de felicidad.

En resumen, el Mazón puede lograr profundizar su evolución personal con el  ejercicio de la Responsabilidad Social, como parte inherente a su misma existencia, lo cual permitirá afinar su empatía comunitaria para lograr motorizar  la sinergia social necesaria orientada al bienestar social, pues no se trata de una dádiva, sino de la  propia existencia de la sociedad, dentro del orden natural y universal.

miércoles, 22 de julio de 2020

RESILIENCIA GERENCIAL



RESILIENCIA   GERENCIAL
Esp. Víctor Hugo Tineo Verutti

La situación en el ámbito mundial producto de la pandemia generada por el COVID 19, ha dejado al descubierto la fragilidad de las estructuras del Estado y la sociedad para responder a la velocidad exponencial de los contagios y los decesos. 
            A pesar de los múltiples esfuerzos adelantados por OMS, la OPS, laboratorios públicos y privados, universidades, entre otros, las consecuencias nefastas de la pandemia del Corona Virus se ha evidenciado en la caída de las economías del mundo. 
            Los índices de desempleo han llegado a niveles desconcertantes, afectando el bienestar y la salud de las personas, en un mundo inmerso en un aberrante y perverso capitalismo que consume lacerantemente, día a día, hasta la última gota de humanismo, y deja al descubierto la vulnerabilidad de la sociedad. 
            Es noticia diaria en los medios de comunicación el cierre de empresas, comercios, oficinas, y todo tipo de actividades que brindaban oportunidades de empleo y subsistencia a obreros, técnicos y profesionales. Ante este panorama sombrío, el ser humano como agente transformador, reacciona buscando adaptarse a la nueva realidad para lograr sobrevivir.       
Esta adaptación es muy propia de los seres humanos concebidos como sistemas abiertos que reaccionan para equilibrar el balance de todos sus procesos.  Entendiendo que los seres humanos son gregarios, esta búsqueda de nuevas respuestas de adaptación ambiental, se llevan a la praxis en el entorno gerencial en procura de sobrellevar la gestión y lograr el cumplimiento de objetivos precisos. Para la Sicología, esta respuesta de la persona ante los cambios impetuosos recibe la denominación de resiliencia. 
            Ahora bien, si las organizaciones son el resultado de la sumatoria de todas sus competencias por efecto de la sinergia, entonces cada acción transformadora del corpus institucional es una respuesta de adaptación a la nueva realidad circundante en los diferentes ambientes, resultado de la iniciativa de hombres y mujeres que externalizan su innata capacidad de adaptación individual y colectiva, dando como resultado la resiliencia gerencial en tiempo de crisis. 
            En analogía, el cuerpo humano activa su proceso de homeostasis frente a cambios internos para regular el sistema. De la misma manera, la resiliencia gerencial busca mantener el equilibrio organizacional  en procura de la  sobrevivencia de todo el sistema. Y así ha sido  a lo largo de toda la vida de los seres humanos como parte integrante de la madre naturaleza. 
            En consecuencia, la revolución adaptativa del ser humano es indiscutiblemente producto de su propia carga biológica, de su fuerza creadora e ímpetu transformador, lo cual puede orientar para mejorar su calidad de vida en un mundo de paz, complementariedad, interdependencia  y humanismo o seguir los senderos del extremismo destructor del mundo individualista y materializado que amenaza indefectiblemente contra su propia existencia como especie.